septiembre 4, 2025
Filosofía

MUERTE DE LOS INDIFERENTES

Autor: Antonio M. Yapur

Hace algunos años, fue furor una película que atravesó el mundo: ”El Planeta de los  Simios”.

Para quienes no la recuerdan o bien para  los que por su edad quizás no tengan  noticias, la película muestra acerca de un  planeta Tierra gobernado por simios y  donde los seres humanos son, tan solo,  seres irracionales.

Esos humanos ni siquiera tienen la categoría de esclavizados, pues son  tratados por los simios de la misma manera que en otras épocas del planeta, cuando  los humanos eran la especie dominante y  manipulaban al resto de la vida.

Bien, este artículo no pretende ser una crónica de la película, pero quizás sí, un disparador para pensar la actualidad. La película ha impactado en grandes sectores sociales y también en la cultura popular.  Generó en aquella época debates sobre la evolución, la inteligencia humana y la  animal y las relaciones entre las especies,  cuando una conmoción planetaria, cambió  a la especie dominante.

Entre muchos aspectos a analizar, emergen los que hoy en nuestro planeta  están en evidencia, como la inteligencia  artificial, la evolución, las emociones, el  racismo, la dominación, el sometimiento, la  libertad, la esclavitud.

Podríamos afirmar que estamos  recorriendo una etapa de transición donde  el humano histórico, aquel que aún  subsiste como sujeto social y protagonista  de una experiencia e identidad colectiva,  está siendo aceleradamente convertido en  un objeto consumidor.

Me refiero a aquel ser humano portador de  derechos, convivencias comunes,  proyectos colectivos y que hoy, el  capitalismo actual, lo detona para aislarlo y  transformarlo en una entidad tangible,  intercambiable, en un consumidor  permeable a los deseos que en cada  momento necesite el mercado.

Así vemos cómo el mercado habla del  consumidor, de sus deseos y hasta de sus  derechos, relegando al ser humano, pues  es más económico producir deseos y  defender derechos del consumidor que  derechos humanos.

El consumidor produce plusvalía y para el  mercado es más sencillo y barato manejar  sus emociones. Es más sustentable  provocar un consumo, sea consciente o  compulsivo, pues hace que el usuario  asigne una renta para adquirir bienes o  servicios que le otorgarán un grado de  satisfacción instantánea y un  endeudamiento constante. Los humanos  consumidores ajustan su presupuesto  acorde a su nivel de ingresos.

El capitalismo enajena al humano y lo  transforma en un subhumano productor de  plusvalía a merced del mercado. Quizás,  de alguna manera, podría ser una forma de interpretar la película “El Planeta de los  Simios”.

Consumir no tiene nada de pecaminoso,  todos los seres vivientes del planeta  consumen. Las vacas consumen oxigeno,  pasto y ahora en la modernidad esteroides, la lechuga consume agua, dióxido de  carbono para crecer en su fotosíntesis,  hormonas para embellecerse y agrotóxicos  y en consecuencia, los humanos  consumimos vacas, pollos, lechugas y  frutas.

Cuanto más bellos sean estos consumos  mejores serán nuestras satisfacciones  orgánicas y emocionales y más rentables  nuestras enfermedades y muertes.

Aún así, podrías decir que es un consumo  necesario (aunque no imprescindible) para  sostener el ciclo vital humano.

También existen y predominan otros consumos que son inmateriales, menos  evidentes, son aquellos que vehiculizan  emociones y deseos, que congestionan el  búfer mental para luego compulsivamente  presionar el botón “Comprar ahora” de  Mercado Libre o de Amazon. Así creamos  una expectativa de 24 o 48 hs, hasta que  llegue el contenido del botón presionado.

Ahí fundamos un fugaz futuro que nos da expectativas, esperanzas, solo por ese  exiguo momento, luego sobrevienen otras  48 horas o quizás 72 para el disfrute del  objeto consumido. A partir de ahí se reinicia un bucle en el que quizás haya una dosis de culpa por la compra innecesaria, luego  sobreviene la conclusión o el lavado de esa culpa diciendo “ya está”, “ya fue” y se  reinicia el ciclo para una nueva satisfacción.

Ahí están sostenidas las esperanzas, expectativas y los proyectos del humano consumidor, del humano aislado, del humano a merced del mercado. Esa es la infinita muerte de los indiferentes

Relacionadas

LOS SIGNOS OBSOLETOS

Redaccion VC

Deja un comentario